viernes, 3 de octubre de 2014

¿Y si Panamá siguiera los pasos a Uruguay y la legalizara?

No prendan aún ningún porro sin tomar en consideración cómo sería Panamá si se legalizara la mariguana.  

Creo que mucha de la diversión del ejercicio de inhalación, sostenimiento del humo en los pulmones y posterior expectoración se perdería con su legalización porque inmediatamente sería presa de la más monumental burocracia.

Lo primero sería la constitución de una Oficina Nacional para el Consumo de Plantas Medicinales – porque el recato no permitiría el uso de la palabra “marihuana” y, en una política de absoluta inclusión, se abriría el compás para otras plantas cualesquiera que ellas sean y no necesariamente del tipo que se inhala. 

Al margen de su regularización también nacerían las organizaciones paralelas no gubernamentales: Asociación de Hombres y Mujeres Batros de Panamá, así como movimientos políticos: Frente de Mujeres Independientes Fumarolas de Panamá o El Movimiento de Reforma Dame Un Veinte y naturalmente, grupos académicos como el Centro Nacional para el Estudio de la Cannabis.

Los encuentros nocturnos en esquinas ilegales con personajes siniestros o las casuales reuniones de compra, trueque e intercambio entre amigos, serán reemplazados por una tediosa pila de documentos por llenar.  Con solo el uso medicinal las filas y los papeleos se asemejarían al procedimiento de visaje – cuando el sistema colapsó – en el que una persona tendría que esperar bajo el sol durante cinco horas por, digamos, medio gramo.

Funcionarias agotadas y asistentes de oficina en corbatita detrás de escritorios de cartón comprimido y paredes rellenas de fotocopias llamarían a las personas de una lista para entregar un formulario tras otro que les otorgue una suerte de permiso especial acreditándoles para ir a una bodega u oficina en donde se entregarían cantidades comedidas de la divertida droga. 

Así es, cuando legalicen la marihuana en Panamá, se volverá aburrida.   Empezarían a salir comerciales apoyando la medida ante aquellos sectores poco convencidos de haberla traído a la legalidad.

Un comercial rezaría: “¡Panameño ya puedes fumar en público! Pero recuerda hacerlo con mesura y siguiendo estos fáciles pasos: Primero ingresa a internet, llena tus datos, espera una semana o dos hasta que llegue un correo electrónico con un formulario, llénalo y llévalo de inmediato a la Oficina Nacional de para el Consumo de Plantas Medicinales en donde se te entregará otros formularios que debes sellar, mostrar un paz y salvo y listo, podrás retirar tu dosis en nuestras bodegas”.


Con el tiempo y su consecuente comercialización habría locales de expendio de yerba con nombres sugerentes ‘Mar Iguana’, ‘Batros Batros Ghali’, ‘Quenque R Us’, ‘Farmacias La Rocha’, ‘Más por Menos’, ‘Jardín La Pálida”.  Las posibilidades son infinitas aunque no creo que suceda.  Pero si pasa, seré el primero en patentizar toda esa lista de nombres.