lunes, 27 de agosto de 2012

Rumbo a una historia


Me embarqué en un viaje de tres horas y media hacia una historia que escribo
Debía hacer tiempo calculando mi llegada para las primeras horas de la tarde
Pero llegué demasiado temprano a la terminal de buses
Tenía que hacer tiempo
Pasé largo rato de pie con mi maleta pensando qué hacer
Miré al centro comercial frente a la terminal y pensé en buscar con qué entretenerme
Imposible
Eran las 9:30 a.m.
El centro comercial abre al público a las 10:00
Miré a una fila de personas que se formaban para entrar a esa hora
No eran empleados, estos tienen un carnet que los habilita para entrar antes
Las personas formadas en fila eran compradores
Personas que buscan llenar un vacío en sus casas con un adorno
Gente que necesitaba algo en realidad
O como yo querían hacer tiempo antes de seguir su trayecto a alguna parte
El tiempo se detenía y yo seguía de pie
Opté por sentarme en una cafetería y tomarme dos botellas de agua
Me tomé la primera en strike
Me abstraía la luz del sol y la sombra de las personas que se formaba afuera
Inesperadamente un niño me miró y se sentó frente a mí
No tendría más de ocho años
No dijo nada
Por un segundo me molesté
Parecía que me iba a pedir dinero, pero no abrió la boca
Al siguiente segundo pensé que podría tratarse de una treta para distraerme mientras otro me sacaba la cartera y corría
Miré a derecha e izquierda
No le dije nada
Pero con los ojos mostré la más grande señal de extrañeza por su acción
De los miles de sillas y mesas alrededor escogió esa y se me quedó mirando
Me levanté de la mesa, tomé mi maleta y me largué
¿Y qué hay si logró su cometido al distraerme?
Imposible; aún tenía mi cartera
¿Y si el plan no era sacarme algo sino introducir algún paquete a mi maleta?
El peso era el mismo
No, tampoco
Además, me habría percatado del acercamiento de alguien moviendo el zipper de la bolsa
Dejé la paranoia y seguí mi camino
El centro comercial acababa de abrir
Entré a una tienda de electrodomésticos
Conseguí una bocina diminuta que hace un ruido tremendo cuando se conecta al iPod
Un amigo me enseñó el truco
Regresé a la terminal
Le dejé mi maleta al ayudante del conductor que embalaba el equipaje de todos
Me senté al lado de una anciana
Al poco rato de haber arrancado me puse a leer
El sueño me venció
Cuando abrí los ojos ya había consumido una hora y media de mi trayecto
Hacia mediodía recordé que no había comido nada en ese día
Ni café
Nada
La velocidad de aquella máquina que parecía iba a desarmarse en cualquier momento me hacía pensar que no se detendría hasta el destino
El hambre empezó su ruidosa danza
Las manos empezaron a dormirse como me sucede cada vez que me salto el almuerzo
Pensé en lo torpe que fui al no comprar ni una fruta o algo para el camino
Inesperadamente la máquina se detuvo en un restaurante
¡Qué bien! Podría comer
Me apee del bus y me metí en una fila que pedía la comida del día
Había de todo tipo de gente
Parecían salidos de debajo de la tierra y olían a tierra y a sudor
Un viejo se me pegó atrás
El hambre me estaba sacando de quicio
Podía sentir la respiración del viejo
Esto solo aumentaba la desesperación
Hacía calor, tenía hambre y la gente apestaba en la fila
La comida no se veía especialmente deliciosa ni nutritiva
Era lo que había y la gente en la fila parecía el ganado a punto de ser alimentado por lo que sea
Y el viejo se comportaba como una vaca loca
Hacía extraños ruidos como bufidos y decía incoherencias para sí mismo
Llegó mi turno y el viejo ahí
Y no había espacio para empujarlo
Pedí de todo
Me alejé del viejo que se molestó porque no tenían lo que el quería
Tomé una manzana y dos botellas de agua además de mi comida
Me senté en una esquina
Buscaba también con desesperación un tomacorriente
Mi iPod estaba muriendo
Y tendría que estar loco si pensaba quedarme sin batería antes de llegar a mi destino
Estaba de mal humor por toda la experiencia
Divisé un tomacorriente
Estaba al lado de una máquina de agua
Conecté el aparato y me senté en una esquina
Muy cerca de la máquina de agua estaban sentados en un conciliábulo de franca camaradería los conductores de los buses de las rutas del interior del país, incluyendo aquel valiente que manejaba la máquina que se iba a desarmar y en la que yo viajaba
Yo miraba con recelo a cualquiera que se acercara a la máquina de agua y por ende a mi iPod
Imaginé a un chiquillo tomándolo con sus dedos grasientos
En otro momento pensé que un tipo que se hacía pasar por mudo para vender estampitas lo agarraría
Tenía ensayada mentalmente mi respuesta a la afrenta
Iba a gritar con aspavientos: “¡ey deja eso, eso es mío!”
A medida que pasaba el tiempo y con cada nueva cucharada aumentaba mi desesperación
No sabía cuánto tiempo antes de irnos sería suficiente para que la batería reviviera
Me desesperé
Terminé de comer y me metí al baño
Cuando regresé todos los conductores se habían ido
Corrí al bus
Estaba salvado
Subí justo a tiempo
Y el iPod revivió
La calma regresó
El autobús que estaba por desarmarse arrancó y tomó su rumbo
De nuevo temblaba como si este fuese el último trayecto de su historia
Pero parecía que el tiempo corría hacia atrás
Cuando pensé que iba a llegar a mi destino la carretera se extendía aún más hacia un polvoriento infinito
Las marcas de un aguacero previo casi habían desbordado dos ríos
Cerré los ojos y al cabo de un rato ya reconocía la ciudad y sus casas
Torpemente el bus pasó frente a mi hotel
¡Pude haberme bajado ahí mismo! – pensé con impotencia
Pero no
El desconocimiento de este detalle me llevó engorrosamente a la estación de autobuses locales
También me obligó a esperar a que me entregaran mi maleta junto con los otros viajeros
También tuve que esperar por un taxi que me llevara al mismo hotel al que pude bajarme hacía buen rato cuando le pasamos enfrente
Pero mereció la pena
Al poco rato gozaba del aire acondicionado en mi habitación
Tomé un baño y me tiré en la cama
Puse música con la bocina milagrosa
Estaba lejos del bus que se iba a desarmar
Estaba a millones de siglos luz de distancia de aquel viejo marrano
Lejos de los chiquillos y del sudor de los demás
Alejado de los detalles engorrosos del viaje
Ahora sí empecé a enfocarme en la historia
Mi único destino
Una historia que se escribe sola en mi cabeza