El sol nos vio y se fue
Y casi nos encontró de
vuelta en el mismo sitio
La noche no pasó
Nosotros sobrepasamos
la noche
Porque nada existía
Solo el licor y las
palabras
Y la risa
Mucha risa
Y nuestras invenciones
y las historias
Sus palabras daban
cuenta de aquella ciudad en donde se desenvuelve
Algunas de sus
historias rayaban del absurdo a las más extravagantes aventuras
Me confesó como
algunas personas la han sacado de sus casillas múltiples veces
Le sugerí el nombre de
un libro que recopilara aquellos momentos
“La Vida en el
Infierno”
Le divirtió
Convenimos en la
existencia de un paralelismo entre aquel libro aún no escrito y “Una temporada
en el Infierno” de Arthur Rimbaud
Le conté de la vez que
lo leí
Fue por circunstancias
desgraciadas cuando estudiaba en Madrid y tuve varicela
Pasé una semana y
media en cama, suficiente para leer completo aquel libro
Nos reímos de mi
desgracia que ahora es realmente una anécdota graciosa y agradable
Después conversamos
durante horas y cervezas
Bebimos hasta cuando
nos dijeron que no nos venderían más en aquel bar
Fuimos a una tienda
Compré dos botellas de
vino
Nos fuimos a su casa
La vista empezó a
fallarme
“¡Te estás durmiendo!”
me dijo
Era cierto
Pero traté de
comprobar lo contrario saltando de mi silla y haciendo un baile díscolo sin
sentido
Mi acción le causó más
risa
Nos burlamos de muchas
personas y situaciones extrañas
Inventábamos
personajes aleatorios ajenos a esas personas y circunstancias rocambolescas
Le dimos vida a un
peluche de un conejo que la acompaña durante la noche
El personaje creció
tanto que empezamos a hablarle
El permanecía
inmutable en una silla
No nos hubiese
sorprendido que respondiera
Al menos no a esa hora
Otra copa de vino
A esas alturas en
cualquier otro ambiente yo habría caído boca abajo en la mesa
Me habría dado de
bruces contra el suelo
Era mucho licor el que
habíamos compartido
Pero ella me mantuvo
despierto
Y el sol amenazaba con
regresar a alumbrar
“Es hora de que vayas
a dormir. Mañana tengo trabajo y tu no”
Yo quería seguir
Extender las horas de
la noche indefinidamente durante 48 horas o más
Pero no era realista
Me dejó en mi hotel
Nos despedimos
Abrí la puerta de mi
cuarto y caí ahora sí de bruces sobre mi cama
Cuando abrí los ojos
eran las 9:20 a.m.
Recordé que el desayuno
lo servían hasta las 10:00 a.m.
Me apuré y subí al
restaurante
Café negro, huevos
revueltos, tortillas y un plato de frutas
Miré el fútbol
Tottenham vs West West Bromwich
Vi cuando el
Totthenham anotó y me fui
Me olvidé del mundo
Nada realmente importaba
Era como aquella noche
en el balcón
Lo bueno es que ahora compartí
aquella música que resonaba en mi cabeza
La historia empieza a
tomar forma
Me siento bien