lunes, 27 de agosto de 2012

El sol nos vio y se fue


El sol nos vio y se fue
Y casi nos encontró de vuelta en el mismo sitio
La noche no pasó
Nosotros sobrepasamos la noche
Porque nada existía
Solo el licor y las palabras
Y la risa
Mucha risa
Y nuestras invenciones y las historias
Sus palabras daban cuenta de aquella ciudad en donde se desenvuelve
Algunas de sus historias rayaban del absurdo a las más extravagantes aventuras
Me confesó como algunas personas la han sacado de sus casillas múltiples veces
Le sugerí el nombre de un libro que recopilara aquellos momentos
“La Vida en el Infierno”
Le divirtió
Convenimos en la existencia de un paralelismo entre aquel libro aún no escrito y “Una temporada en el Infierno” de Arthur Rimbaud
Le conté de la vez que lo leí
Fue por circunstancias desgraciadas cuando estudiaba en Madrid y tuve varicela
Pasé una semana y media en cama, suficiente para leer completo aquel libro
Nos reímos de mi desgracia que ahora es realmente una anécdota graciosa y agradable
Después conversamos durante horas y cervezas
Bebimos hasta cuando nos dijeron que no nos venderían más en aquel bar
Fuimos a una tienda
Compré dos botellas de vino
Nos fuimos a su casa
La vista empezó a fallarme
“¡Te estás durmiendo!” me dijo
Era cierto
Pero traté de comprobar lo contrario saltando de mi silla y haciendo un baile díscolo sin sentido
Mi acción le causó más risa
Nos burlamos de muchas personas y situaciones extrañas
Inventábamos personajes aleatorios ajenos a esas personas y circunstancias rocambolescas
Le dimos vida a un peluche de un conejo que la acompaña durante la noche
El personaje creció tanto que empezamos a hablarle
El permanecía inmutable en una silla
No nos hubiese sorprendido que respondiera
Al menos no a esa hora
Otra copa de vino
A esas alturas en cualquier otro ambiente yo habría caído boca abajo en la mesa
Me habría dado de bruces contra el suelo
Era mucho licor el que habíamos compartido
Pero ella me mantuvo despierto
Y el sol amenazaba con regresar a alumbrar
“Es hora de que vayas a dormir. Mañana tengo trabajo y tu no”
Yo quería seguir
Extender las horas de la noche indefinidamente durante 48 horas o más
Pero no era realista
Me dejó en mi hotel
Nos despedimos
Abrí la puerta de mi cuarto y caí ahora sí de bruces sobre mi cama
Cuando abrí los ojos eran las 9:20 a.m.
Recordé que el desayuno lo servían hasta las 10:00 a.m.
Me apuré y subí al restaurante
Café negro, huevos revueltos, tortillas y un plato de frutas
Miré el fútbol
Tottenham vs West West Bromwich
Vi cuando el Totthenham anotó y me fui
Me olvidé del mundo
Nada realmente importaba
Era como aquella noche en el balcón
Lo bueno es que ahora compartí aquella música que resonaba en mi cabeza
La historia empieza a tomar forma
Me siento bien