Llegó el 2010 y no puedo dejar de pensar en que una vez tuvimos la esperanza de que existirían para esta época autos voladores, transporte público espacial a venus o la luna, colonias de humanos viviendo con alienígenas amigables en otros planetas, clones humanos, androides, teletransportación, mecanismos de invisibilidad voluntaria, guerras contra alienígenas bélicos con la utilización de armamento mayoritariamente láser.
Pero llegó el 2010 y los carros no se separan del suelo. No ha habido avance alguno que valide las fantasías que vemos en las películas y que en algún momento nos prometieron. La clonación se sigue discutiendo, los androides aún no son capaces de matar y no hay indicios concretos de civilizaciones en otras galaxias o planetas.
Sí ha habido avances tecnológicos, no lo niego. Nadie se explica cómo – en la era precelular nos poníamos de acuerdo para asistir a eventos o sencillamente salir a algún sitio. Por ejemplo, si queríamos ir al cine debíamos confiar en que la otra persona llegaría y de no hacerlo, pues no había manera de averiguar donde se había metido. Si llamabas a su casa y te decían “salió hace rato pero no dijo para donde”, entonces ya ni modo. Sin embargo, ahora que estamos hiperconectados, se genera una nueva actitud; la de mentir descarada y despiadadamente en distintos niveles. “Ya voy saliendo” te excusas (vas a llegar, pero sabes bien que llevas un atraso importante). “Llego en unos minutos”, claro, esos minutos se transforman fácilmente en casi una hora completa.
Algo que sucede en la era de la hiperconexión es que no hay tal cosa como desconectarse. Estás en algún sitio divirtiéndote y no apagaste el celular. Suena. Contestas. Es una mala noticia. ¿Cómo regresar a la sensación de alegría y placer de la que gozabas apenas unos instantes atrás? si ya sabes que hay una situación con la que te vas a encontrar en cuanto regreses.
No todo es malo con la tecnología. De hecho, la mayoría de las cosas son positivas. Pero sí existen esos momentos, esos baches en el camino que te hacen reflexionar sobre el pasado, el presente y lo que no nos deparará el incierto futuro.
Será que llegará el 2020 y el 2030 y seguiremos aún con el mismo promedio de avances con los que contamos ahora mismo?
¿Habrá algún acuerdo internacional secreto para no permitir que la humanidad enloquezca con la utilización de tecnologías que sencillamente destruirían muchos negocios, como lo sería la teletransportación para la industria aérea?
Ahora, soy un convencido de las ventajas de la teletransportación, pero también creo que ésta, una vez empleada, supondría los mismos desatinos que ha traído la telefonía celular. Aquella dependencia al teléfono, a llamar y recibir llamadas en cualquier sitio de la tierra, en equivalencia con la teletransportáción podría tener consecuencias más allá de nuestra imaginación.
Pero bueno, de momento es solamente el 2010. A dejar de beber un rato y de comer como vinkingo. Los días se han teñido de colores más vivos, se puede uno divertir. Y apaguemos los celulares de vez en cuando. Tratemos de hacer las cosas como las hacíamos antes. Es bueno regresar a los viejos tiempos!