viernes, 5 de junio de 2009

Abstinencia de alcohol y de gente

Los seres humanos son máquinas impresionantes, impredecibles. Ellos/ellas con sus problemas, incertidumbres, confusiones, intereses, temperamentos, estereotipos; con sus voces, sus tonos, sus dobles sentidos, sus maneras de darte la mano, sus temores y resoluciones, sus frustraciones, sus cansancios, sus soledades y traumas – que pesan por décadas-, sus debilidades y tristezas... lo arruinan todo, te oprimen, te empujan y te obligan a verlos en un altar. Todos quieren ser el centro de la atención. El mundo orbita a su alrededor.
Esta es una era de soledad descomunal. Una soledad que las personas atacan exponiéndose, publicándose, batallando por ser el centro de la atención.
Facebook es el reservorio de soledades, frustraciones y desquiciamientos más grande del mundo. Todos quieren verse. Sus problemas deben ser los tuyos también. Sus alegrías se suponen deben divertirte, sus triunfos deben ser aplaudidos.
Ellos/ellas necesitan atención, se alimentan de ella y si no la tienen y se encuentran solos se deprimen, se autodestruyen y te destruyen con ellos.
Recibí una llamada el otro día. Parecía normal. No lo era. Esta persona me reclama y me tira al piso. Yo ogro, animal, bestia destructiva. No he hecho nada en absoluto para herir jamás a nadie. Pero ahí vamos de nuevo.
La nuestra es una era incomprensible en la que el paso del tiempo pesa y se vuelve terrible, como si todo fuera a acabar de un momento a otro, todo huele a fin y nadie quiere irse sin un pedazo bueno, sin un buen souvenir, sin su parte del pastel que le prometieron de chico.
Me encuentro en un estado de postración mental acusado, acosado, contra las cuerdas. ¿Es posible sentir frustración, humillación y rabia el mismo día? Sí. El mismo día del cansancio. Todo el mismo día en que llegas y se arruina el elevador y debes escalar siete pisos con el peso de tu cuerpo cansado, los huesos molidos y el ánimo por el piso.
Ahora debo irme a un lugar contra mi voluntad. Sólo espero que el día pase rápido.
Mi misión es mantenerme sobrio por un período indeterminado de tiempo. Abstinencia de alcohol y de gente.