jueves, 25 de septiembre de 2008

Metallica y el magnetismo de la muerte

La muerte es el triunfo de la gravedad sobre nuestra rebeldía vertical. Por eso nos entierran seis pies bajo tierra.
Metallica se reveló contra la opresión del tiempo y se ha resistido a ser enterrado nombrando “Death Magnetic” a su más reciente disco en un temerario desafío a la voluptuosidad de aquella gravedad que inevitablemente nos tomará prisioneros subterráneos para siempre.
El disco ha sido alabado por una multiplicidad de personas que lucran con su venta. Algunos amigos míos lo detestan, aunque encontré a otros dos que piensan que es “un muy buen disco”.
En lo personal considero que Metallica acaba de sacar un disco que debió haber editado hace dieciséis años, es decir, justo después del disco negro.
Alguien habla de evolución natural y de que la banda debió pasar por Load, Reload y el tristemente célebre St.Anger para entonces enrumbar hacia donde está hoy.
Pero bueno, esto indica que el disco – a diferencia de su último bodrio – ha sido recibido con entusiasmo, y la gente no tuerce la cara cuando escucha el nombre de Metallica. Ya no.
Para mí, Metallica en este disco, rinde honor a aquellos años mozos en los que contaba en el escenario con ese dínamo endemoniado del bajo que terminaba con dolores de cuello después de cada concierto: Cliff Burton.
El disco tiene diferentes lecturas porque combina elementos de esos años con un sonido actualizado, digitalizado, moderno y potente. Todo cortesía del salvador de reputaciones: Rick Rubin.
Cada cosa que este señor toma en sus manos las convierte en una obra maestra digna de ventas y elogios (lo hizo con Slayer, con Red Hot Chili Peppers y con el difunto Johnny Cash).
Sencillamente les regala la perpetuidad y los lleva con honores al delicioso vergel de la fama.
Metallica empieza a saborear el cáliz de la redención. Pocos han disfrutado de él. Esto sucede cuando una banda pierde a un cantante y lo reemplaza por otro. Le pasó a AC/DC y a Van Halen, y si se quiere hasta a Iron Maiden.
Death Magnetic debe ser tomado en serio. No por la parafernalia mercantil a su alrededor – cuando salió a la venta se organizaron fiestas en las tiendas de música –sino por sus cualidades de puro y energizante rock and roll.
Ah y no se preocupen porque aparezca una canción que se llama “The Unforgiven III”, el tema no es malo, lo malo es el nombre.
Metallica regresó. Lo que falta es verlo en vivo. Seguramente repasarán los cuatro primeros discos y saltarán de una al último.