lunes, 7 de julio de 2008

Otro delicioso fracaso o un monumental triunfo

¿Qué es el fracaso? Intentar y fallar o no intentar en absoluto. Motivarse a hacer algo que no resulte o permanecer inmóvil cocinándome en una olla con aquella infame letanía que reza "¿y si lo hubiera hecho?".
Es mejor arrepentirse de haber hecho algo que salió mal, que lamentarse por no hacerlo jamás.
Es momento de dejar de pensar en aquello que nos gustaría hacer, de levantar el trasero del sillón y apagar la televisión. Es hora de salir al patio y seguir practicando o, como se dice comúnmente, es hora de "sacarse el dedo" y atreverse a acometer ese sueño que nos carcome antes de cumplir los 60 y rendirnos para siempre.
Yo me niego a seguir siendo normal. No quiero. Sencillamente no puedo ser otro ser humano con un horario, que debe seguir las reglas y designios de un "jefe".
Ya basta. Tengo 31 años maldita sea. A estas alturas o profundidades uno tiene que vérselas por sí mismo. A darle puñetazos a la vida. No existen "destinos" misteriosos y mágicos que nos impidan transformar nuestras vidas.
Otros humanos pudieron, ¿Por qué demonios yo no?
Sólo hace falta un poco de autosincronización, autocontrol, autodisciplina, autolavado, nervios de papel ahumado y la certeza de que se va a fallar; sino al principio, tal vez en algún lugar del camino, y que es natural y no estaba escrito en ninguna parte, sino que a veces sucede; como cuando llueve y al día siguiente sale el sol y te quemas la piel.
Yo sé lo que quiero. Cómo alcanzarlo es lo que estoy a punto de descifrar, aunque creo que me falta poco para eso.
Qué bien me siento.
Es lunes.
Hoy no se bebe.
Es momento de seguir practicando.
Hazlo tú también y nos encontramos a la salida.