sábado, 19 de julio de 2008

Los escusados de faquir también tienen clavos hacia arriba

Lo que estoy a punto de relatarles sucedió exactamente como sucedió. Fue el jueves pasado. Era de noche. Todo estaba tranquilo. Estoy mirando el cielo desde el balcón. De pronto, noto que una nube tiene la apariencia de un zorro o un perro.
Era la figura exacta de una cabeza canina.
Por inercia - y en un ejercicio divertido - tomé un cuaderno que tenía frente a mí y traté de dibujar esa figura sin mirar el papel; sosteniendo mi mirada en aquella nube.
Cuando miré el cuaderno había dibujado la cabeza de un murciélago. Esto me causó una ataque de risa tremendo. Luego le hice alas de murciélago.
En medio de mi ataque de risa, como suele suceder, mi cerebro empezó a disparar imágenes disparatadas de cosas que en ese momento aumentaron mi ataque a carcajadas incontrolables.
De pronto mi cerebro envió un mensaje que tuve que escribir en la misma libreta. Debo añadir que cuando lo escribí dispuse una advertencia por escrito: "No sé si esto mañana dé risa".
Una vez hecho esto escribí: "El escusado del faquir tiene clavos que miran hacia arriba. Los zapatos del faquir tienen clavos que miran hacia abajo - como los de Genne Simmons (legendario bajista de Kiss) - y cuando el faquir camina le hace el faquir al piso".
No entiendo aún qué fue tan gracioso en aquel momento. Algo pasó definitivamente.
La explicación es la siguiente: Existen los faquires. ¿Cierto?. Bien, ahora, los faquires se acuestan en camas con clavos, ¿verdad? por esa única cualidad los conozco yo. Y lo sé por las caricaturas de Aladino y su lámpara maravillosa.
Entonces, imaginemos ahora, la vida moderna de un faquir. Si tiene clavos en la cama los debe tener igual en su retrete. Es posible que use clavos en su cepillo de dientes y ¿Por qué no? Debe tenerlos en sus zapatos. Sólo que aquí, pienso que este faquir en especial, quiso ponerlos de cabeza, para darle un toque diferente al orden natural de las cosas. ¿Ven? Todo tiene sentido.
Esa misma noche, empecé a escribir los disparates más hermosos.
Algunas ideas, probablemente las mejores, surgen en momentos en que casi me desmayo por ataques de risa. Sí, lo acepto, soy un adicto a la risa.
Cuando estoy en mi casa solo, busco cosas que me provoquen reír. Miro la televisión, busco entre mi colección de dvd's, leo algo, dibujo bigotes, ojos morados y borro dientes en los periódicos; miro por el balcón a la gente abajo (probablemente a alguien se le salga un zapato o se le escape el perro mientras lo camina).
Un día me dije "todo da risa".
Podría hacer de esas tres palabras un credo, un libro: "Todo da risa".
Los ataques de risa son algo que surgen espontáneamente.
Un día cuando estudiaba en la secundaria me causó una risa incontrolable algo que era en apariencia tremendamente cotidiano.
Me dio risa que todos los demás estudiantes (incluyéndome) anduviésemos cargando mochilas, bolsas al hombro repletas de libros que nos hacían encorvarnos. Ya.
Eso me provocó una risa incontrolable en un pasillo.
Y ahí iban todos como camellitos cargando sus jorobas ridículas llenas de cuadernos y libros.
De veras que todo da risa, sino, sólo mírense al espejo. Yo lo hago.