domingo, 8 de junio de 2008

Facebook: La nueva frontera

Detesto Facebook. ¿Lo puedo decir de nuevo? Odio Facebook.
¿Por qué este tipo odia una herramienta que une a los seres humanos, un medio que todos adoran? Una herramienra que pone en contacto a las personas con viejas amistades y los une en una supercomunidad cibernética interminable con posibilidades infinitas.
Bueno, les diré: porque sencillamente no la entiendo. Es una porquería y ya.
No sé manejar esa herramienta, no me interesa, me molesta, me incomoda.
¿Por qué tengo que armar una página entera y llenarla con datos personales (a veces muy personales) y encima colorearla con fotografías (en ocasiones tremendamente comprometedoras) cuando lo único que quiero es ver las fotos que alguien - que en uso del libre albedrío - me envió como signo de cortesía?
No. No quiero ser parte de esa comunidad.
Sin embargo lo soy.
Involuntariamente tus amistades ponen fotos en las que apareces haciendo el ridículo para que esa supercomunidad cibernética las disfrute.
Increíble.
Recuerdo aquellos días en que tenías el poder soberano sobre lo que de ti se publicaba.
Tomabas esa foto en la que salías con los ojos torcidos y la boca chueca y la rompías o sencillamente la borrabas de tu computadora.
Ahora, la misma foto, rostro chueco, ojos torcidos, aparece sin que puedas hacer absolutamente nada. Otra persona tomó una memoria USB y en un momento de descuido en tu casa descargó la maldita foto y la puso en Facebook, o sencillamente sucede que esa persona usó su cámara para tomar aquella foto, te la envió por mail, pero igual la publicó. Maldición!
Ahora tu jefe aceptó una invitación involuntaria de tu torpe perfil de Facebook y te vio hacer el ridículo. Pao!
Un día, una amiga me comentó que sospechaba que una subalterna suya tenía un novio que nunca le había querido presentar. La subalterna, recatada, callada, siempre lo negaba. Ah, pero llegó ese día en que se tomó un par de copas de más y dejó que le tomaran una fotografía colgada de los labios del galán.
Al día siguiente, un amigo de su jefa recibió una invitación de Facebook de un amigo suyo para verlo besando a una chica en un bar. El tipo, ingenuamente, llamó a la jefa de la chica - que sucede eran amigos desde hace años - para comentarle que este tipo que era amigo de los dos salía en una foto besando a una tipa. La tipa era su subalterna completamente ebria.
Facebook es una herramienta tan poderosa que fue utilizada en Colombia para convocar una marcha en contra de la violencia. Tuvo éxito, miles de personas marcharon.
En México, sin embargo, fanáticos del punk, el thrash y tropi-góticos armaron una página en Facebook en contra de los "emos" (pobrecitos) y convocaron una paliza contra ellos en una plaza del D.F.
Al menos 800 jóvenes atendieron el llamado pro-violencia y arremetieron contra los fanáticos de Panic at the Disco sentados en la plaza. Auch!
-"Vi tu foto en Facebook", me dice un amigo desconociendo que esta es una frase que me da pavor, rabia y preocupación.
- "¿mmm, en serio?", respondo ocultando toda emoción.
-"Si man, sales dormido en un sillón de un bar, jajajaja!"
- "ah... ok", no me queda más que decir.
Por este tipo de conversaciones detesto Facebook.
Ahora cualquier persona que conozca a alguien que me conozca tiene la oportunidad/posibilidad/poder/ventaja de saber que un día me dormí en un bar y que alguien aprovechó ese momento para hacer una maldita foto.
No lo culpo, yo hubiera tomado la foto... la diferencia es que no la pondría en internet para que gente extraña la viera.
Facebook es una herramienta que podría servir para cualquier fin.
Un amigo me comentó que un día vio la noticia de una chica que se suicidó y motivado por la curiosidad buscó en la red la identidad de la desafortunada, encontrándola en Facebook. Fotos, personalidad, amistades, películas favoritas. Todo.
No me gusta Facebook.
Un día lo abrí para poder ver las fotos que alguien me "envió".
No pude ni terminar de abrir mi estúpìdo perfil porque no supe cómo, y nunca conseguí ver las fotos.
El miedo a lo desconocido es una de las emociones más primitivas del ser humano. Nos acerca mucho a las bestias. Quizás sea eso lo que tengo, una emoción equiparable a la de un perro que no entiende por qué es atado a una cuerda cada vez que llegan visitas. "¿Entonces ya no puedo morder a quien me de la gana?"
Va a ganar la tecnología como siempre. Pero seré el extraño, quizás uno de los pocos que detesta esa herramienta prepúbica y piojosa que todo el mundo usa ahora.
Yo me quedo con mi blog. Este es mi lienzo.
Aquí se respeta la privacidad ajena y no se pone en juego la identidad de amigos o desconocidos. Me voy a beber. No me molesten y si tienes fotos mías, agredecería que me las enviaras directamente, en lugar de colgarlas en Fuckbook, quiero decir, Facebook. Adiós!