lunes, 14 de abril de 2008

¿ y ahora qué ?

Bueno, creo que soy un adicto a la música. Lo que pensé una fuente inagotable de espacio para grabar música está alcanzando más de la mitad de su capacidad. Aquel iPod de 80 gigas tiene hoy más de 8,000 canciones. Allí convergen AC-DC y Air, Aerosmith y Beck, Leonard Cohen y Donovan, David Bowie con Opeth, Andromeda y Foo Fighters, Cactus con Deep Purple y Quiet Riot, Ramones con Soundgarden y Danzig, Captain Beyond junto con Frank Zappa y King Crimson, Jimi Hendrix con Cream, Carca y Anthrax.
Hay tanta música que a veces olvido lo que tengo. Para duplicar el placer de la experiencia musical he construido varias listas de reproducción.
Una de ellas rememora aquella escuela de música que fue Diamond FM, una emisora del desaparecido Southern Command Network. Ah! Cuanto aprendí de esos gringos. Tenían "two for tuesdays" y además ponían una cuña que decía "if it's too loud, you're too old!". Desde entonces no existe una canción que yo sienta demasiado "loud".
La música lo es todo. Una melodía se puede quedar en tu memoria por años. Es el medio perfecto para plasmar lo que se siente. Y no importa si no lo escribió uno.
Hay una especie de magia que fluye de la nada cuando sintonizas un tema que plasma lo que sientes un momento exacto. De inmediato ese tema pasa a formar parte del soundtrack de tu vida. Mi soundtrack no sé cuántas canciones tenga. Son tantos momentos de alegría, euforia, rabia, desolación, paz, pereza, tristeza que puedo identificar con una canción. Para mí existen canciones que aún tienen aquel sabor de cuando las escuché por primera vez, como la taciturna "As long as I can see the light" de Creedence Clearwater Revival. Es como la canción de un eterno adiós. Es como irse de viaje y despedirse de todos una y otra vez. Recoges tu única maleta del piso y emprendes la marcha. Un nudo en la garganta y mil historias en la espalda.
Música, ¿quién puede vivir sin ella? Creo que podría estar en el peor momento de mi vida, solo, tirado, a punto de estallar... pero no importa, siempre, habrá una canción al lado. Y si no la hay, la invento.